Dia 300- los 20s y sus lecciones

Hoy almorcé con una de mis amigas del trabajo llamada Nicole. Nicole es una chica muy dulce, que al igual que la mayoría de esta nueva generación de los 90s, siente esas ganas inagotables de comerse al mundo. He trabajado en este último año con algunos de estos niños que viven contra reloj de sus emociones y aunque los respeto por su inteligencia e independencias a tan corta edad, me llama muchísimo la atención el concepto de amor en una generación acostumbrada a la satisfacción inmediata antes que a la construcción de relaciones sólidas a largo plazo.
Nicole comenzó su conversación recontando su salida del fin de semana... Nada parecía fuera de lo normal: Salida con sus amigas, alcohol para disfrutar, música de moda, el chico que le encanta en el bar, el chico que la hace sentir bien en el sillón junto a ella. Recuerdo con nostalgia aquellas farras en donde los combos 2 x1 hacían mi noche. Recuerdo también las resacas morales con las que despertaba por todos los acontecimientos promovidos por el alcohol y masificados, en mi época, por el estatus del Blackberry, Messenger o las fotos de la cámara digital utilizada en aquella noche ¡QUE NO LLEGUE EL DOMINGO POR QUE ANITA VA A PUBLICAR ESE ALBUM!
Y aunque las cosas no parecen haber cambiado más que en la creación de nuevas redes sociales, el mensaje es claro: no vives tus 20s si es que en el camino no aprendes a lidiar con: 1. Chicos de tu edad que están asumiendo el reto de hablar a una mujer 2. Chicos que no son de tu edad y que sabes, quieren seducirte por puro ego 3. Chicos mayores que ven en ti a la niña con la que se pueden divertir.  Creería que, con el recuento del fin de semana, Nico se debatía entre los dos primeros puntos.
Aunque Nico estuviese en una encrucijada que la mayoría de mujeres vivimos en nuestros 20s con el chico bueno vs. el chico malo, es la confusa forma de seducir de las dos partes lo que parecía aturdirla.
Por lo general el perfil del niño 'malo' indica una carencia de amor propio en donde el culto al cuerpo, a lo físico y material se manifiesta con el único objetivo de validarse primero ante él mismo y luego, ante la sociedad. Así, pues bien, siempre verán a estos individuos en los mejores gimnasios de la ciudad, teniendo las mejores fiestas, siempre en los mejores carros, siendo el centro de atención para aplacar la soledad que los invade por dentro y lograr la aceptación en los círculos de amigos en donde se desenvuelven.  No pensemos, sin embargo, que el "chico bueno" tendrá cero calamidades vs. el malo... Por lo general, el chico bueno brinda un mayor porcentaje de su tiempo a los amigos, al fútbol, a los estudios, a la búsqueda de trabajo, a superar a una ex de mil años, está aplicando para irse a estudiar afuera, y bueno, simplemente sin "tiempo" para ti. Los dos perfiles tienen sus cualidades y defectos, con ambos maduras y con ambos descubres tu cuerpo (bueno tal vez sería "explorar" más que "descubrir", pues ninguno de los dos tiene mucha idea de lo que hacen en la cama).
 Estas teorías no eran tan evidentes para mí cuando tenía 20 años. Salí al menos con unos 5 chicos del punto uno y unos 30 del punto 2 y no llevo la cuenta del punto 3. Sin embargo, todas estas experiencias son las que me llevaron a comprender la importancia de arriesgarse y aprender a levantarse. Levantarse. Esa palabra es tan cierta... porque, aunque pareciera divertido, el miedo a que te rompan el corazón es un sentimiento que nos invade a las mujeres desde pequeñas, sobre todo si lo que está en riesgo es tu corazón.
Mientras escuchaba a Nico, comprendía que, aunque ella creía que su problema parecía ser de elección del punto 1 con el punto 2, realmente no pude evitar pensar que más bien, era el miedo a que le hagan daño lo que no dejaba que se lanzara por alguno de los dos candidatos. Poder tomar la decisión en donde las probabilidades de sufrir por amor son altas, debe ser complicado para una chica como Nico que, además de vivir una vida plena sin cicatrices de guerras perdidas, tiene altas expectativas de lo que debería ser el amor.  Dejar esa comodidad emocional e intercambiarla por la esclavitud mental de revisar tu celular a cada minuto para recibir un mensaje de alguien que te importa, por la espera de días hasta que ves a esa persona, por las veces en que esperas que esa persona cruce la puerta del bar donde estás con tus amigas y por tantos momentos de expectativa, donde puedan estar a solas y tener esos segundos de tensión antes de un beso, debe ser para ella una lucha interna que termina en miedo.
La comida terminó con un café en el segundo piso y con mi sano consejo a Nico de que se lance al abismo que puede empezar con un beso... Hay que tener “bolas” para lanzarse; pero eso también es lo bello de los 20s: No importa cuántas veces caigas... siempre te levantas con más ganas de amar que ayer.


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